domingo, 30 de marzo de 2008

La acumulación de capital en Argentina desde 1955 hasta mediados del 70

Portantiero arranca su análisis centrándose en lo que considera el rasgo característico de la sociedad argentina, en la etapa comprendida entre 1955 y mediados de la década del 70: la “inestabilidad política” o la “ingobernabilidad”. Este aspecto, de acuerdo al planteo del autor, tiene como principal determinación la incapacidad o la falta de fuerza política suficiente, de los distintos sectores de la burguesía, para hacerse del aparato del estado y del gobierno de manera estable. Desde esta perspectiva, la cuestión central en las características particulares que presenta el proceso argentino de acumulación de capital, con sus ciclos ascendentes y descendentes, es la “hegemonía” o, mejor dicho, la falta de esta por parte de alguna fracción de la burguesía para imponerse al resto de la sociedad en términos de una dominación política. Esta situación es definida por Portantiero como “empate hegemónico” y no es vista como la forma adoptada por la acumulación de capital, sino que es algo que aparece invertido respecto de su determinación: “periódicamente, distintas fracciones buscan dar un vuelco a la situación, tratando de montar un modelo de acumulación alternativo”. Por consiguiente, la sucesión en los ciclos de expansión y contracción de la economía argentina en el período, es presentada por Portantiero como el resultado de los permanentes fracasos en los proyectos políticos de los sectores, partes o fracciones de la burguesía por aglutinar detrás de sí al resto de la sociedad y, en particular, al conjunto de la clase obrera (identificada por entonces, como expresión política general, con el peronismo). En esta visión, toda explicación sobre las fases de expansión y contracción de la economía argentina parecería no encontrar mas razón de ser que lo ocurrido al nivel de las relaciones políticas.
Oscar Braun explica los ciclos a partir del “estrangulamiento” de divisas mostrado por la balanza de pagos de la economía argentina. La fase ascendente del ciclo culmina cuando se produce un déficit comercial en la balanza de pagos, como consecuencia del exceso de importaciones respecto a las exportaciones, el estado se ve obligado a devaluar la moneda para cerrar la brecha. Ocurrido esto, sostiene Braun, se inicia la fase descendente del ciclo que se traduce en la caída del nivel de salarios reales y en el encarecimiento de las importaciones requeridas por los capitales del sector industrial. Ahora bien, tal “estrangulamiento externo” es, para el autor, la consecuencia inmediata y directa del carácter “monopolista y dependiente” con el que opera el capitalismo en Argentina, y constituye (siguiendo este enfoque) un freno o traba exterior a la expansión de las fuerzas productivas del trabajo social. En este sentido, el hecho decisivo y fundamental para entender tanto el mencionado freno a las fuerzas productivas, como así también el comportamiento cíclico de la economía argentina, es las trabas impuestas por los países “imperialistas” a las exportaciones de los países “dependientes” como la Argentina. Así el abasto de divisas necesario para permitir un crecimiento sostenido de la economía o sea, sin interrupciones depresivas o contractivas recurrentes, es acotado por estas trabas de los países imperialistas y por el giro de utilidades, remesas e intereses hecho, por los capitales extranjeros, desde el ámbito nacional hacia el exterior.
En la visión de Iñigo Carrera los ciclos que muestra, en el período, la acumulación de capital en Argentina responden a las fluctuaciones en la masa de renta diferencial de la tierra que ingresa al ámbito nacional. En esta perspectiva, en el momento en que la masa de renta se expande el ciclo económico exhibe su fase ascendente debido a que se incrementan las formas de apropiación por parte del capital industrial (sea nacional o extranjero) que opera para el mercado interno. En cambio, en el momento en que la renta se contrae el ciclo económico entra en su fase descendente. Así, la marcha oscilante de la economía argentina, en la etapa que se inicia al finalizar la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de la década del setenta, es el resultado de los límites con los que choca la acumulación de capital en Argentina: apropiación de renta diferencial para sostener la valorización de los capitales industriales que producen mercancías para la escala restringida del mercado doméstico.
Los ciclos que caracterizan la acumulación de capital en la Argentina en la etapa en cuestión, deben ser analizados a la luz de dar cuenta de cual es la especificidad que presenta la forma concreta adoptada por el modo de producción capitalista en este país. Cabe preguntarse aquí, si la economía argentina es capaz de expandir, a un ritmo sostenido, un crecimiento basado en la producción general de mercancías y, si tal proceso, es portador del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. Evidentemente, como bien expone Iñigo Carrera, el límite para ambos aspectos reside en la capacidad de apropiación de la renta y en cuál es la producción destinada a competir en el mercado mundial. Es a partir de esto que puede explicarse tanto una manifestación particular de la naturaleza de este contenido (escasez recurrente de divisas) como las formas políticas concretas que el mismo adopta para realizarse como tal.

No hay comentarios.: